2 años después…
Memorias de Emilio
**"Estoy temblando, no puedo creer que de
nuevo esté en mi vida, después de tanto tiempo. Todo comenzó hace días en la
biblioteca en la que nos conocimos.
Yo estoy en mi ordenador. Entra en la parte de libros un chico guapísimo. Me fijo en él porque es así como a mi me gustan, mis favoritos. Lo que más me llama la atención cuando lo veo acercarse es su impresionante bulto de entre las piernas. ¡Es algo colosal¡ Lleva jeans viejos y su colgajo es una cosa digna de admirar… Pienso que es indigno que no se vaya luciendo desnudo, ¡es un bien nacional¡ Le miro la cara, a ese colgajo tan bello no le podía acompañar otra cara. Parecía un milagro. A veces he pensando en él, creía que la tierra se lo había tragado y ahora lo tenía ahí delante. Con lo increíblemente guapo que era ya, es alucinante lo que el tiempo ha hecho con él. Es aquel rubio que tres años atrás me hizo enloquecer, aquel rubio por el que he estado suspirando los últimos tres años. Sí, aquel macizo al que le limpié la caca. Tan o más guapo aún que antes. ¿Qué hace este chico aquí y no en un certamen de Míster Universo? Y si hay justicia en el mundo sin duda él lo ganaría. Rapado igual que antes. No ha cambiado su peinado. Guapo pero mucho más hombre. Más alto, más fuerte. Ha doblado su volumen prácticamente. Antes era un crío, muy guapo pero un crío. Ahora es un macho, un macho que enciende más que nunca mis hormonas. Sólo tiene un defecto y está en la perra que lo acompañaba. ¡Qué suerte la bruja esa, que a gusto se lo debe tirar¡ ¡¡Daría mi vida por estar una hora en lugar de ésa¡ Lo tengo a pocos metros. Lo puedo ver perfectamente. El culo se le ve aplastado pero igual resulta sexy. ¡¡Es que este macho es una perfección de belleza¡ Está buscando un libro. La perra se queda delante de mí, él va a recepción.
--ahora vengo –le dice ala
Perra.
L o veo en recepción hablando con una de las chicas. Y luego
volviendo. ¡¡Es un lujo ver ese paquete de cojones andando¡ ¡¡Un espectáculo
para mis hormonas que enciende toda mi pasión y mi lujuria¡ No tardan en
traerle el libro y se van mi guapo rubio y la perra. Él va mirando su libro. Es
tan guapo. A mí me hubiera encantado que se quedara más tiempo y bueno si
hubiera ido al lavabo y le hubiera podido ver la verga… ¡¡ya ni te cuento¡ No
soporto la idea de que se haya ido y yo no sepa como ubicarlo. Me duele pensar
que no lo vaya a ver más. "¿porqué no lo seguí? ¿y si no lo vuelvo a ver?” No
hacía más que preguntarme. Me duele saber que el chico que se me ha metido
dentro no está en mi vida pero días después tuve que ir de urgencias a casa de
mi vieja tía porque se encontraba mal. Serían como las nueve y media. Un
rubio rapado se acerca a
mí. Aunque es de noche la belleza de mi
rubio es demasiada y no pasa desapercibida. ¡Es que es tan guapo¡ Los años han
hecho maravillas con él, ha pasado por mi lado y casi me desmayo. Es muy joven
pero muy guapo, muy hombre. Lleva unos pantalones de militar anchos y a mí me
encanta, suspiro por él. No quiero dejar a verlo. Me duele pensar que tenga que
conformarme con encuentros casuales”. **
Yo estoy en mi ordenador. Entra en la parte de libros un chico guapísimo. Me fijo en él porque es así como a mi me gustan, mis favoritos. Lo que más me llama la atención cuando lo veo acercarse es su impresionante bulto de entre las piernas. ¡Es algo colosal¡ Lleva jeans viejos y su colgajo es una cosa digna de admirar… Pienso que es indigno que no se vaya luciendo desnudo, ¡es un bien nacional¡ Le miro la cara, a ese colgajo tan bello no le podía acompañar otra cara. Parecía un milagro. A veces he pensando en él, creía que la tierra se lo había tragado y ahora lo tenía ahí delante. Con lo increíblemente guapo que era ya, es alucinante lo que el tiempo ha hecho con él. Es aquel rubio que tres años atrás me hizo enloquecer, aquel rubio por el que he estado suspirando los últimos tres años. Sí, aquel macizo al que le limpié la caca. Tan o más guapo aún que antes. ¿Qué hace este chico aquí y no en un certamen de Míster Universo? Y si hay justicia en el mundo sin duda él lo ganaría. Rapado igual que antes. No ha cambiado su peinado. Guapo pero mucho más hombre. Más alto, más fuerte. Ha doblado su volumen prácticamente. Antes era un crío, muy guapo pero un crío. Ahora es un macho, un macho que enciende más que nunca mis hormonas. Sólo tiene un defecto y está en la perra que lo acompañaba. ¡Qué suerte la bruja esa, que a gusto se lo debe tirar¡ ¡¡Daría mi vida por estar una hora en lugar de ésa¡ Lo tengo a pocos metros. Lo puedo ver perfectamente. El culo se le ve aplastado pero igual resulta sexy. ¡¡Es que este macho es una perfección de belleza¡ Está buscando un libro. La perra se queda delante de mí, él va a recepción.
--ahora vengo –le dice a
L
Al día siguiente, Ian y Daniel se reencuentran después de meses sin verse. Se funden en un fuerte abrazo. Están en la calle, sino se besarían. Se funden el uno en brazos del otro. Se acarician la espalda. Esconden unos sentimientos más profundos en una máscara de amistad. Más que nunca se dan cuenta que se han extrañado, que son muy importante el uno para el otro. No dejan de tocarse. Su voz es entrecortada. Nunca estuvieron tanto tiempo separados.
--¿Cuándo llegaste? --Ian.
--ahora. No vi a mis viejos. Te quería ver a ti.
Ian le guiña el ojo. Sabe que su amigo tiene tantas ganas
de sexo como él. Al uno le encanta el cuerpo del otro.
--Yo acabo de hacerlo con una guarra que ni conozco, no
se me levantará –Ian pícaro.
--bueno, podemos hablar un rato mientras esperamos. Me apetece
mucho.
Ian ha echado mucho de menos a Daniel. Está cachondo, en realidad ambos lo están. Daniel se da cuenta que Ian lo desea más que nunca pero es algo que no se quiere plantear. Son amigos, se acuestan juntos y ninguno de los dos se anima a plantear nada más. A Daniel le gustaría pero no cree que Ian desee que eso pase. A Ian le gusta ser libre y Daniel siempre vive con el miedo que Ian se enoje con él. Nada le dolería más que perder la amistad de ese chico. Es lo único que le importa. Ian le guiña el ojo y Daniel se derrite.
--ya hablaremos después… ya sabes que no me gusta hablar
cuando estoy cachondo.
--¿estás cachondo? --Daniel.
Ian mira a su alrededor. No hay nadie. Agarra la mano de
Daniel y se la pone en el paquete para demostrarle que se le ha puesto dura.
Daniel traga saliva. Nunca ha notado a Ian tan excitado por él.
--después de ese pedazo de abrazo que esperabas –dice
Ian guiñándole el ojo.
Daniel está muy excitado. No es capaz de decir nada. Ian
le sonríe.
--No creí que se me fuera a levantar tan pronto pero igual si quieres me la metes tú primero. Echo de menos que me la metan por el culo. Ya
sabes que sólo me gusta que me lo hagas tú.
--nunca me has dicho porque.
--por confianza.
Y Daniel desearía una confesión de amor pero Ian nunca se
ha replanteado sus sentimientos.
Daniel e Ian desnudos en la cama después de una buena sesión de buen sexo. Ian se enciende un cigarro. Daniel lo toma.
--Desde cuando fumas? Me dijiste que no querías volver a fumar.
--estuve con un chico que…
Ian siente una puñalada que le atraviesa el alma. Nunca
pensó que le dolería tanto que su amigo se acueste con otro. Quiere reprimir sus
celos, aunque le cuesta. A Daniel le sorprende la reacción de su amigo.
--¿es que te molesta? Tú has estado con muchos chicos.
A Daniel le encantaría que Ian le hiciera una escena de
celos pero Ian nunca reconocería esos sentimientos. Trata de disimular. Para
Ian es algo normal que él se pueda acostar con quien quiera pero le gustaba
pensar que era el único en la vida de Daniel.
--Es por el sida, nosotros no usamos condón.
--pero con el otro sí.
--¿seguro?
--¿quieres que me haga la prueba?
Ian le sonríe y lo besa en los labios. Ian no es mucho de
besar y Daniel por eso lo disfruta más.
--confío en ti –dice Ian—sé que nunca me pondrías en
peligro.
Daniel quisiera confesar a su amigo que lo ama, que lo
ama desde siempre pero no se atreve. A Ian le ha dolido mucho saber que su
amigo tiene a otro. Daniel lo mira mientras le acaricia el velludo pecho.
--el otro no significo nada. Estaba caliente, tú tenías
sexo con otros. ¿porqué yo no?
--si claro. No pasa nada. Me ha sorprendido que el otro te hiciera fumar cuando me dijiste que no te gustaba pero puedes acostarte con quien quieras.
Ian finge. A Daniel le encantaría saber que esa pose es
mentira, que su amigo siente cosas por él.
Un día más tarde, María se alegra al ver a Ian yéndola a
buscar a su trabajo. Le gustaría que fueran a pasear pero conoce la mirada de
él. No es a la amiga a la que va a buscar y eso le duele pero aunque quisiera
decirle que no le es del todo imposible.
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