PABLO EL MACIZO

PABLO EL MACIZO

miércoles, 26 de marzo de 2014

Capitulo 8







Los dos hermanos salen juntos del motel, han compartido hembra y ahora comparten un cigarro e impresiones.

--¿crees que le ha gustado?

Ian es muy cariñoso con su hermano.

--sí, claro. Le ha encantado más que a nosotros. Es una viciosa la María esa. Seguro que ha estado con cientos de machos aunque juegue a la santa. Esas son las más guarras.

Y Joaquín sonríe feliz. Ian le pone la mano en el muslo muy fraternal:

--tú siempre que quieras joder me dices y vamos o vas tú solo con ella. Nunca dice que no.

Los hermanos se abrazan por los hombros. Están muy contentos.

 

"Memorias de Emilio
Hoy tenía mal día porque justo anoche me quedé sin ordenador pero bueno esto me obliga a pasar todo el día en la biblioteca  que no es mala solución. No sabía si mi chico rubio trabajaría toda la semana o sólo los fines de semanas. Es que me parecía imposible que no lo hubiera visto antes. La cuestión es que ¡Ahí estaba él¡ Tenía muchas ganas de volver a verlo. Después de años sin saber de él ahora lo que quiero es estar con él, siempre con él. Lo he tenido tan cerca… No sé cómo no me he muerto de la impresión y la emoción. ¡Qué subidón¡ ¡¡He tenido “contacto” con ese guapo al que le limpié la caca, ahora lo puede relación con los helados, las horchatas que es más fino. Lo importante es que he “hablado” con él.  Esto era algo que no tenía planeado. No me apetecía tomar nada pero sí verlo. De lejos ya lo he visto poniendo las mesas. Tan guapo, con pantalones de militar. Camiseta verde oscuro. Entra antes que a mí me dé tiempo a llegar. Que rabia, pienso. Pero luego al pasar me doy cuenta que ¡está en la barra junto a la chica que me atendió ayer¡ Me ha venido de un pelo. Lo he tenido delante, nunca lo he tenido tan cerca. ¡¡Es guapísimo¡
--hola, buenos días –me dice él muy amable.
Yo estoy en una nube. No me puede creer que después de todo lo que he imaginado con ese chico, de lo mucho que me ha gustado y he lamentado no tenerlo en mi vida que lo tenga ahí delante y que me esté hablando. Le pido una horchata.
--¿mediana? –me pregunta.
Ayer me la pedí pequeña y es lo que iba a pedir hoy pero no le sé decir que no.
--¿para llevar?
Y yo claro que no ¡¡si lo que quería es estar a su lado, poder deleitarme con su belleza¡ No sé qué pensaría de que voy por su cara guapo pero es que por ver un hombre así de guapo yo pagaría lo que fuera. Es tan guapo. Me pone el vaso y yo lo iba a agarrar ya antes que me pusiera la pajita. Me habla con una voz muy masculina, muy sensual. No le conocía la voz y es algo que me hace ilusión. Lleva patillas pero como si se las depilara y le estuvieran saliendo. Cuando él está de lado se le ve un buen culillo pequeño pero se le marca. Se va a las mesas, cuando me voy paso por su lado para saludarlo, él me saluda.
Sino se me hubiera estropeado el ordenador pues seguro que no hubiera pasado porque tampoco sé si iba a estar, bueno, almenos algo bueno me ha traído que se me rompiera el idiota de mi ordenador”

 

Memorias de Emilio



Este macho me encanta a ver si lo veo en la biblioteca otra vez (lavabo) He pasado por la mañana y toda mi alma grita de alegría.
Ojalá trabaje todos los días, aunque supongo que algún día tendrá fiesta, será duro no verlo. Pienso ir todos los días, ahora que sé donde está no quiero perderlo de vista, tengo suerte de él, pone la sal a mi sosa vida, él nunca sabrá lo mucho que me está ayudando, lo feliz que me hace, merece que todo le vaya bien en la vida,
Me estoy aviciando al guapo de la heladería pero bueno oye que nunca he tenido alegrías en mi vida pues a disfrutar… Me ha costado esperar hasta las once pero es que he pensando que si ya todas las mesas y las sillas estaban arregladas pues él podría estar dentro ¡y me podría atender a mí¡ No se puede negar que el chico aparte de guapo es muy trabajador. Siempre procura estar en todo, hacer él todo el trabajo que puede. Él está con los helados, en la parte que da a la calle. Y yo claro entro con la ilusión que me despache él. Hoy la chica que me ha atendido las otras veces descansa así que a lo mejor mañana le toca a él. Lo encontraría a faltar pero claro algún día tendrá que descansar el pobre. Veo que la chica de la barra está ocupada y yo entro con la ilusión que me atienda él pero no, me atiende la chica. Y justo en el momento que la chica me ha preguntado lo que quería, se ha acercado él:
--¡dime¡
¡qué rabia me ha hecho¡¡Con lo que me gusta este macho y por un segundo no me atiende él, hubiera sido genial¡¡ No sé qué pensaría este chico si supiera que antes iba a ningún sitio a tomar algo y que sólo entro por verlo a él, que lo que gasto es por lo buenorro que está, pero bueno para eso está el dinero ¡para disfrutarlo¡
Los pantalones son anchos y lleva una camiseta negra. El culo le queda aplastado pero se le hacen unas arrugas muy sexy en la raja en cuanto se mueve. ¡Cómo me gusta¡ Nada más entrar, yo lo miraba y él me ha dicho “Hola.” Me gusta no ser ya un desconocido para él. Si nos vemos por la calle hasta nos podríamos saludar. Estoy tan contento. Él ha acabado de colocar todas las sillas. Unas mujeres que estaban sentadas fuera entran para pagar. Él estaba fuera pero ha entrado de prisa:
--ya les cobro yo –les ha dicho.
Les dice lo que le vale, 4 euros y pico. La señora le da un billete de cinco y le dice que ya está bien así.
--Mersi –les dice él.
Él se queda en la caja del fondo. Yo quería saber cuál era la utilidad de esa caja por si oye si él es el responsable, si ese es su lugar habitual pues irme para allá pero no, debe ser sólo para llevar las cuentas de lo que se consume fuera.
Al despedirme la chica no me dice nada, ni falta que hace. Paso delante de él que sigue colocando las sillas. Lo saludo, me saluda. Me encanta escuchar su voz tan varonil. Me gusta que él no sea ya sea un simple pedazo de macizo que me encuentro por la calle, que hayamos compartido algún momento, que tengamos nuestra pequeña historia. Él continúa poniendo sillas y yo me quedo cerca apuntando en una libreta todo lo que hace para que no se me olvide nada. Muy guapo, le queda muy bien la ropa. Me fijo que lleva cinturón. Es guapísimo, me encanta. Supone para mí toda una inyección de vida que, con lo apagado que estoy, ya va bien. Es mejor que verle la verga a cualquiera de esos guapos que van por la biblioteca. Claro que la cosa cambia si fuera la suya la verga que viera… ¡madre mía, creo que me moriría¡ Ojalá lo encontrará en el lavabo y como ya nos conocemos pues oye lo saludo y con un poco de suerte le veo su tesoro oculto.

Recién eso ocurría en la mañana, aún quedaba más día por delante. He vuelto a pasar a la una. Qué guapo donde los helados atendiendo clientes. Él está de espaldas a la clienta que atiende.
--perdona, la quería para llevar.
Él se gira, la mira con unos intensos ojos claros.
--ya le pongo la tapa –dice él.
¡Como tarda esa tipa, como lo monopoliza¡ ¡¡qué suerte¡ Tarda mucho. Son dos, que si helado para cada una, que si una bolsa. Yo estoy tomando notas para que no se me olvide ni un detalle sentado en el Ayuntamiento, él se ve perfectamente. Me doy cuenta que está solo y pienso que ese es mejor momento ir que no en la mañana. Una vez diaria aún pero dos veces hum… Eso ya no me lo puedo permitir. La cuestión es que él estaba solo y no me he podido resistir. Él sale pero se queda en la puerta. Pantalones anchos pero le quedan muy bien. Me encanta. Entro. Me mira. Le pido una horchata. Muy simpático me dice:
--es la segunda hoy ¿no?
Yo estoy alucinando. Me está agarrando confianza y eso me gusta. Nervioso como un adolescente en su primera cita le digo que en casa me bebo un litro de golpe. Medio sonríe y me dice:
--buf, yo también cuando no están los jefes…
Me pregunta que si la horchata la quiero para llevar y claro No. No hay nadie más, estamos los dos solos. Es que no me lo puedo creer. Saco los monedas justas 2, 55.
--Es esto ¿no? –le digo.
--ya está bien así.
Aunque ahora pienso que no debería haberle soltado el dinero tan rápido, que él me lo preguntara, que así me demoraba más pero ¡¡es que estaba tan nervioso¡ Deja el dinero en la caja. Me gustó su culo, caído, le queda un poco colgado pero le queda bien. Sexy. Me gusta. Va entrando y saliendo. Yo me voy cuando está dentro y paso por su lado. Nos saludamos y yo me marcho contentísimo y con todas las hormonas revolucionadas. No me puedo creer que haya hablado con el chico de mis sueños. Él que era una ilusión alcanzable, que pensaba que no lo volvería a ver, no sólo tengo como ubicarlo sino que ¡nos estamos conociendo, que me está tomando confianza¡ Lo llevo bien dentro desde hace mucho. Me parece un sueño que ya no sea un desconocido. Nunca había llegado tan lejos con uno chico de esos tan guapos que un día veo por la calle.”

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